Las Escrituras son inspiradas por Dios. Dios se ha revelado y fue Dios quien puso sus propias palabras en la boca de sus profetas. También ordenó que sus palabras fuesen dejadas por escrito.
Dios ha hablado a sus hijos desde su creación, y nos dejó la evidencia más fehaciente escrita por hombres, pero inspirada por el Espíritu Santo y es su bendita palabra.