“Levántate y come, porque largo camino te resta”. El mensaje para Elías fue claro. No era tiempo de esconderse, ni de estar temeroso, ni de quejarse. Era hora de levantarse, tomar nuevas fuerzas y seguir adelante. Dios aún tenía muchas tareas para Elías. Su ministerio no había acabado.
Dios no desconocía las dificultades de Elías. Las amenazas eran reales, sus enemigos eran peligrosos, su temor tenía fundamento. Pero si Dios está a nuestro lado, no debe haber lugar para el miedo. No podemos dejar que se paralice la obra. La pandemia y la crisis derivada han significado para todos nosotros amenazas y dificultades de algún tipo y, en algunos casos, de varias. Menos ingresos, desempleo, quiebras, encierro, soledad, temor, ansiedad, más espinas, mayores esfuerzos, cambiar planes, posponer proyectos, enfermedad y, lamentablemente, perder seres queridos.
Pero por la misericordia de Dios, la situación ha venido mejorando y el panorama se va despejando, gracias a la vacunación y la reactivación. Aun así, hay personas que siguen muy temerosas, escondidas debajo de su enebro, lamentándose por lo que debieron enfrentar y por las dificultades que persisten. Como el profeta, han caído en un letargo ministerial. La pesadez los embarga y hasta desearían morir para dejar de sufrir.
A ellos, Dios les dice hoy: “Levántate y come, porque largo camino te resta”. Al igual que sucedió con Elías, Dios no te quiere más en ese estado. Su propósito y sus planes para ti están a medio camino. Tu ministerio debe dar muchos frutos más, y debes recuperar fuerzas para seguir sirviendo. No podemos escondernos permanentemente. El mundo sigue necesitando la luz de Cristo que nosotros tenemos. Es necesario normalizar o reajustar nuestras vidas, guardando la debida prudencia mientras la pandemia lo exija. Pero hay que movilizarnos, mirar al enemigo a la cara y gritarle que no estamos solos. ¡Dios está con nosotros!
¿Aún sientes temor de regresar a la iglesia por miedo al Covid 19?
¿De qué manera se ha deteriorado tu vida espiritual o se han afectado tu ministerio y tus dones?
¿Qué debes hacer para recobrar fuerzas y regresar a la Obra?