Pablo tenía muchas cosas para admirarle. Pero hoy resalto esta: Su capacidad de adaptación. Una cualidad que sobresalía en muchos momentos y circunstancias: Cuando ocurrían imprevistos en sus itinerarios de viaje, cuando estaba preso, cuando alguien torpedeaba su trabajo o, como vemos en el pasaje leído, cuando tenía la oportunidad de predicarle a personas que no estaban en sus planes iniciales. Con tal de cumplir su llamado y de ganar almas para Cristo, Pablo era capaz de ajustarse a cualquier cosa, sin negociar sus principios.
La pandemia nos planteó desde el comienzo un desafío similar, tanto a nuestra congregación en su conjunto, como a cada creyente de manera individual: O nos adaptamos a la nueva realidad, o nos exponemos a quedarnos paralizados; a seguir lamentándonos; a esperar pasivamente a que todo sea como antes.
Nuestros pastores ya dieron ejemplo. Ajustaron desde el comienzo los cultos, los programas, los proyectos, los recursos y muchas otras cosas, para seguir en la virtualidad. Ahora están haciendo el proceso inverso para retornar a la presencialidad en medio de las exigencias de bioseguridad. Pero… y nosotros como cristianos… ¿estamos haciendo lo mismo de manera individual? Pablo explica en los versos 16-17 de este mismo capítulo que nuestro llamado es una “impuesta necesidad”, que tenemos una “misión encomendada”; y sentencia: ¡Ay de mí si no anunciare el evangelio! Me temo que este pasaje derriba cualquier justificación que tengamos para frenar o posponer nuestro ministerio, cualquiera que sea esa tarea o ese llamado. La pandemia no nos sirve de excusa. Tenemos que levantarnos, recoger nuestro escudo, nuestro yelmo, nuestra espada, y adaptarnos a las circunstancias de la batalla. Pero tenemos una misión imperativa: seguir predicando, seguir sirviendo a los necesitados, rescatar almas, fortalecer a los débiles. “No sea que, habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”.
¿De qué manera tu servicio o tu llamado se han visto afectados por la pandemia?
¿Has pensado en algunas formas de adaptar ese servicio a las nuevas circunstancias?
¿Te dejarías guiar por tus pastores y líderes para encontrar maneras de seguir sirviendo y avanzando en la Obra?