Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírlo, (2) y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Éste recibe a los pecadores y come con ellos. (3) Entonces él les refirió esta parábola, diciendo: (4) «¿Qué hombre de vosotros, si tiene cien ovejas y se le pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? (5) Cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso, (6) y al llegar a casa reúne a sus amigos y vecinos, y les dice: “Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido.” (7) Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.
Lucas 15: 1-7
El evangelio hoy nos habla de la actitud permanente de Jesús de acoger y perdonar a los pecadores con los que se encontraba. Algo que fue criticado, de manera continua, por los fariseos y letrados, las autoridades religiosas de entonces. Hay dos temas centrales en esta parábola: lo que estaba perdido es hallado, y el gozo que produce el reencuentro. Mirando algo del texto podríamos indicar que los fariseos y los escribas abandonaban a los pecadores y los excluían. Nunca irían tras la oveja perdida. Dejarían que se perdiera en el desierto. Prefieren a las 99 que no se perdieron.
Jesucristo, una vez más, nos muestra cuál es la misión para la que se ha encarnado. No vino para ser adorado y servido por los hombres. No vino como un gran rey, como un poderoso emperador, ... sino que se hizo hombre como un simple pastor.
Su misión es precisamente que no se pierda ninguna de sus ovejas. Podemos ver en el texto que el sale en busca de esa oveja que no escucho su voz y salió de su rebaño, así es el señor con nosotros sus hijos, siempre está en nuestra búsqueda Jesús vino al mundo para redimir al hombre de sus pecados, para que tuviera la posibilidad de la salvación. Nosotros somos estas ovejas de las que habla la parábola, y nuestro Pastor, Jesucristo, irá en busca de cada uno de nosotros si nos desviamos de su camino. Aunque le desobedezcamos, aunque nos separemos de Él, siempre nos va a dar la oportunidad de volver a su rebaño Podemos ver que Dios siempre está en busca de nosotros, depende de nosotros si nos dejamos encontrar o seguimos escondidos de Él..
El señor quiere ponernos sobre sus hombros y llevarnos por el camino de bendición, y que experimentemos el gozo de su amor, de su presencia. Hoy debemos acercarnos a Él con un corazón arrepentido de nuestro pecado y dejar que el obre en nuestros corazones.
Señor, perdona nuestros pecados, perdona por todas las veces que nos hemos apartado de ti. Hoy te pedimos que podamos reencontrarnos contigo y podamos experimentar de tu presencia. Que escuchemos tu voz y seamos trasformados por tu espíritu en el nombre de Jesús Amén.