En el capítulo ocho de Romanos Pablo hace una exposición acerca de la misión del Espíritu Santo, allí deja ver que, si no es con el Espíritu ni el creyente, ni las familias, ni la iglesia podrían subsistir. Pablo quiere mostrar con claridad que la obra del Espíritu es insustituible, que no existe nada que puede remplazar su presencia y su obra. Y que, por lo tanto, la iglesia, las familias dependen del Espíritu.
Lo primero es que donde está el Espíritu no hay ninguna condenación (1) No hay condenación ni de pecado, ni de vida eterna. Pero también donde él limpia y gobierna, no debe haber condenación entre los creyentes ni entre la familia. La presencia del Espíritu garantiza la redención y la bendición de Dios.
Segundo, el Espíritu da vida espiritual al creyente (13) Una persona, igual que una familia sin el Espíritu, está muerta espiritualmente, es decir, muerta para con Dios, Es como estar muerto en vida. Así que las familias tendrán vida si el Espíritu vive en sus miembros, de lo contrario, está muerta.
Tercero, quien son guiados por el Espíritu Santo son hijos de Dios (14) Esto sí que es un privilegio único; ya que muchos quieren serlo, o creen ser hijos de Dios, pero a menos que el Espíritu esté en el corazón, es imposible. ¿Los miembros de su familia tienen el Espíritu en el corazón?
Cuarto, El Espíritu intercede por el creyente (26-27) Cuantos creyentes, y cuantas familias no saben lo que necesitan y no saben para dónde van, por eso están desorientados en la vida. Pues el Espíritu ayuda a orar e interceder como el creyente necesita, como la familia requiere.
El Espíritu sustenta a su pueblo en todas sus necesidades, y sólo él sabe qué cosas son caprichos nuestros, y qué cosas son realmente necesarias, y en esta segunda nos da una mano y nos ayuda, como sólo Dios puede ayudar.
¿Se ha sentido condenado, que pasa a los que tienen al Espíritu?
¿Está seguro que Usted es hijo de Dios?
¿Cuál es el área familiar en la que el Espíritu debe interceder?
Ps Mario Villamarin Riaño