No se deje vencer por el mal. Al contrario, triunfen sobre el mal haciendo el bien.
Romanos 12:21 (TLA)
La pandemia del COVID 19 es sin dudas una de las mayores tragedias de la historia reciente de la humanidad, no solo por la enfermedad en sí misma, sino también por las consecuencias de desigualdad social que ha traído; esto se ha evidenciado en el acceso limitado que algunos países han tenido de lo que hasta hoy parece ser el mejor antídoto para este virus y son las vacunas, mientras que otros países incluso han optado por desechar dosis de las mismas porque se han vencido.
¿Qué está pasando en el mundo?, Jesús tiene la respuesta y les dice a sus discípulos: “Habrá tanta maldad, que la mayoría dejará de tener amor hacia los demás”; es el incremento de la maldad la que ha ocasionado que el amor de muchos se enfríe o incluso se apague. Y entonces, ¿Qué podemos hacer?, hoy quiero que reflexionemos en el antídoto que nos fue dejado escrito en la palabra y desde luego este antídoto tiene que ver con hacer el bien, tiene que ver con amar.
Pablo nos aconseja y nos dice, ¡No se dejen vencer por el mal!, esto quiere decir que es una lucha la que vivimos, en la cual el mal nos quiere doblegar y vencer, somos a diario influenciados a hacer el mal y es por esto que lo primero que debemos hacer es: Reconocer que el mal está a nuestro alrededor, que habitamos en medio de una sociedad en la que el mal nos acecha y persigue y por tanto debemos ser sabios para identificar aquellas cosas que son malas, aquellas cosas que se quieren disfrazar de amor y de bondad pero que están lejos de serlo. ¿puedes identificar el mal a tu alrededor?.
Lo segundo que nos dice Pablo está relacionado con lo que puede derrotar la maldad a nuestro alrededor y es la bondad de nuestro interior puesta en acción; esta bondad no es propiamente de nosotros, sino que proviene del que habita en nosotros, de nuestro Señor y Dios, quien es Amor y fuente de toda bondad y todo amor; por tanto con el Señor en nuestro corazón debemos ser movidos a hacer el bien, a través de muchas formas: compartiendo el pan con el que lo necesita, siendo sensibles con el dolor del otro, usando palabras dulces al hablar con otros, eliminando palabras necias de nuestra boca, ejercitando la paciencia y dejando la envidia y el resentimiento a un lado. Te invito a que compartas con tu familia y amigos alguna forma en la que tú consideras que puede hacer el bien.
Recuerda esto, la maldad enfría el amor, pero la bondad enciende el fuego del amor en nuestro interior.