Era necesario que el Señor Jesucristo se fuera para que viniera el “Defensor, y Maestro”, el Consolador. Él nos “conducirá a la verdad toda entera”
Pero, ¿quién es la verdad entera? Pues nuestro Señor Jesucristo, en primer lugar El Espíritu Santo nos guía hacia Jesús y a la plenitud de su enseñanza.
Tal vez pueda usted recordar cómo fue su encuentro con Jesucristo y su decisión de recibirlo en su corazón, definitivamente esa situación fue dirigida y propiciada por el Espíritu Santo. Y también es él quien le ha guiado a partir de su encuentro con Jesús.
En segundo lugar, la venida del Espíritu trae también una triple misión fiscalizadora y condenatoria contra el “mundo” malo. Vino a convencer al mundo:
Y una tercera tarea del Espíritu Santo entre nosotros es “El me glorificará”, porque tomará de lo mío y os lo dará a conocer. Nos enseña a glorificar a Dios.
¿Es consciente de la presencia del Espíritu Santo en su vida?
¿Ha percibido su consuelo y compañía en momentos difíciles?
¿Ha sentido el gozo del Espíritu Santo en sus momentos de alegría y de victoria?