En esos días nació Moisés, un niño hermoso a los ojos de Dios. Sus padres lo cuidaron en casa durante tres meses. Cuando tuvieron que abandonarlo, la hija de Faraón lo rescató de las aguas y lo crío como su propio hijo, porque Dios le dio ante sus ojos. A veces pensamos que nuestra vida transcurre al azar, pero cuando Dios ha fijado sus ojos en nosotros, el cumplirá su propósito a pesar de las cosas adversas que nos ocurran, por eso no te alejes de él ni hagas cosas torpes que arruinen su plan "Señor que la brújula de su perfecta voluntad nos guíe para no perdernos en la incertidumbre del futuro sin ti" Amen
Hechos 7:20