CRISTO es nuestro fundamento, nuestra roca firme; si fundamentas tu vida en él, recobras la libertad perdida y recibes el poder para cumplir su propósito en ti, con esperanza, gozo y alegría.
El anuncio de la salvación para todo aquel que quiera aceptarlo, es una declaración en el mensaje de Buenas Noticias que el ángel nos dejó: «Ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor» Lc.2.11.
Este salvador es para ti. Él vino por tu bien. Jesús es tu salvador personal. ¿Qué significa eso? Es probable que no hayas pensado mucho en tu necesidad de un salvador o de qué necesitas ser salvado. Cuando las personas piensan en salvación, con frecuencia tienen un concepto muy limitado: piensan que la salvación sólo consiste en salvarse del infierno, o en encerrase todo el día en una iglesia. Sin embargo, cuando Dios envió a Jesús para que fuera nuestro Salvador, tenía en mente mucho más que eso.
El fundamento de la verdadera salvación de Dios es Cristo. Para ti es la libertad, el propósito y la vida terrena fundamentada en el Señor. Cristo sana tu pasado, tu presente y tu futuro e interviene en tres dimensiones: Jesús te salva DE algo. Jesús te salva PARA algo. Jesús te salva POR algo. Jesús vino a salvarte del pecado y de ti mismo. Te salva para que tengas vida abundante y te salva porque te ama y quiere compartir contigo por la eternidad. Él, solo él, Cristo, es tu fundamento.
¿Quién puede darte vida buena y abundante? Tus parientes no pueden, el gobierno no puede, los sicólogos no pueden, la iglesia no puede, tampoco las empresas privadas ni los centros académicos, mucho menos tus posesiones o lo que tú haces. Ellos sólo pueden ocuparse de los síntomas y resultados visibles del pecado, pero cualquier solución duradera debe empezar en el corazón, y sólo Dios puede transformar los corazones. Él sí puede perdonarte y salvarte. Él desea hacerlo.
¿Fundamentas tu vida en Cristo?
¿Le permitirás que sea tu roca firme?
O ¿Confías en razones humanas para tu seguridad?