Salmo 5:2 Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, porque a ti oraré.
La palabra oración está compuesto por la raíz griega pros que denota dirección, por lo tanto la verdadera oración se dirige únicamente a Dios, adicional pros está unido al término griego eújomai que significa desear; es así como la oración implica dirigir a Dios nuestros deseos o ansias, pero con el entendimiento correcto:
Dios siempre te escucha: Cuando diriges tu oración a Dios, debes tener completa certeza que Él escucha aquello que le estas pidiendo, recuerda «Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos» (Salmos 34:15).
Tú no eres Dios: Cuando oramos, aunque expresamos nuestros deseos, nos sujetamos a la voluntad de Dios, la oración no procura decirle a Dios qué debe hacer o cómo debe resolver una situación, sino que queremos que en nuestra situación se obre su perfecta voluntad, nos alineamos al deseo de Dios el cual es siempre mejor que el nuestro «Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos» (Isaías 55:8-9)
No te afanes: Si realmente estas orando por algo o alguien, no debes preocuparte por lo que sucede, debes por el contrario ocuparte en seguir buscando a Dios y su dirección a través de la oración, la mejor manera de saber que estas confiando, es dar gracias a Dios por lo que Él ha hecho, hace y continuará haciendo, Él nos recuerda «Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias» (Filipenses 4:6)
¿Te diriges realmente a Dios cuándo oras?
¿Te aseguras de pedir siempre la voluntad de Dios?
¿Desistes con facilidad en tu oración, cuando no ves respuestas inmediatas?
Pastor Diego Bernal Lozano