La ira, el enojo o el enfado, es una reacción emocional que se produce cuando una persona considera que existe o se va a producir un resultado negativo para sus intereses. El enojo puede ser causado por sucesos externos o internos. Usted puede enojarse con una persona específica (como un compañero de trabajo o un cercano) o por algo ocurrido (una situación cotidiana), o su enojo puede ser causado por estar preocupado o introvertido debido a sus problemas personales, hay personas que les gusta provocar la Ira en otros, a estos debemos evitar.
Cuando Jesús dice: Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás, se refiere a uno de los diez mandamientos que Moisés le dio al pueblo en el monte Sinaí. De acuerdo a sus leyes, si alguien era acusado de matar a una persona este era llevado a juicio donde era condenado por un jurado que el mismo pueblo había escogido para estos casos, y si era encontrado culpable se sentenciaba a muerte. En la mente de los judíos no quedaba duda que este pecado era tan grave que se pagaba con la muerte; pero ahora viene el Maestro y lleva la interpretación de la ley a otro nivel y dice que la ira es un pecado tan grave como el matar. (Cualquiera que se enoje contra su hermano…..)
En el Nuevo Testamento hay dos palabras en griego que son las más usadas para referirse a la ira. La primera es zumós (θυμός), la cual se refiere a un enojo que surge súbitamente, pero generalmente así desaparece. La otra palabra griega para ira es la que aparece en este texto y Jesús la utiliza: orgídso (ὀργίζω), la cual describe un enojo que manifiesta lo más intenso de todas las pasiones humanas. Orgídso (ὀργίζω) es menos súbita que zumós (θυμός), pero más duradera. Esta es la ira que uno guarda en su corazón y no deja morir, la que guarda un permanente resentimiento y odio. Esta ira que se guarda en el corazón es la que Jesús condena tanto como el homicidio y dice que el tal será culpable de juicio.
¿Por qué debemos cuidarnos de esta pasión?, ¿por qué la ira puede involucrar algo diferente al cuerpo?, ¿por qué destruye la esencia de la persona, y degrada la esencia del otro?. La ira también destruye a la Comunidad, según Colosenses 3:8-9, y Romanos 13 debemos dejar la ira, desechar el enojo, toda la esencia de la ley de Dios es el amor, Jesús espera que rechacemos estos sentimientos que se aferran a nuestras emociones y no deja plasmar el amor, La ira puede llevar a la violencia domestica y destruye las relaciones de familia, El hombre iracundo promueve contiendas; Mas el que tarda en airarse apacigua la rencilla. Prov. 15:18, Además, «no pequen al dejar que el enojo los controle». No permitan que el sol se ponga mientras siguen enojados, Efesios 4:26, la Ira social también causa daño como lo hemos visto en nuestras calles con las manifestaciones. (Perdidas Humanas y materiales).
¿Podemos preguntarnos cuales son esas emociones internas o externas que nos producen ira? ¿Como podremos controlarlas?
Raíz – (Egoísmo) La ira se vuelve pecado cuando es motivada por el egoísmo
(Santiago 1:20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.), cuando el objetivo de Dios es distorsionado (1 Corintios 10:31 Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios). La Vanagloria, Cruel es la ira, e impetuoso el furor; Mas ¿quién podrá sostenerse delante de la envidia? La Envidia, Efesios 4:15, 29 dice que debemos hablar la verdad en amor y usar nuestras palabras para edificar a otros, y no permitir que salgan de nuestra boca Palabras corrompidas o destructivas. Actuar, no reaccionar, No provocarla, Padres no provoquen a ira a sus hijos.
Control - debemos actuar para resolver nuestra parte del problema (Romanos 12:18 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.). No podemos controlar la manera en que los demás actúen o respondan, pero sí podemos hacer los cambios necesarios para hacerlo por nuestra parte. Conquistar nuestro temperamento no es algo que suceda de la noche a la mañana. Pero a través de la oración pidiendo ayuda, el estudio de la Biblia, y la confianza en el Espíritu Santo de Dios, se puede vencer la ira. Así como hemos permitido que la ira se haya atrincherado en nuestras vidas por la práctica habitual, también debemos practicar responder correctamente hasta que se convierta en un hábito que reemplace a las viejas actitudes. (Efesios 4:31-32 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos). VIVAMOS EN ARMONIA.
Señor muchas veces nos queremos salir de nuestros cabales, pero en ti podemos tener autocontrol y dominio propio para no ofender a los demás, guarda nuestro corazón por que de el mana la vida, que cada palabra que salga de nuestra boca sea para bendecir no para maldecir, que cada vez que nos encontremos en situaciones que nos lleven al enojo sea tu espíritu santo guardándonos para no pecar. Amén